Quien no recuerda cuando
se encuentra con sus hermanos, amigos, colegas, compañeros de trabajo, de
estudios, etc y al despedirse acompañado de un abrazo te dicen “te deseo lo mejor”. Generalmente
ocurre con las personas muy cercanas que te aprecia, te respeta, te considera, sobre
todo te estima sinceramente. Esta frase tiene profundo significado, muchos
relacionan con lo material y otros con lo espiritual basado en la fe católica escrito en la
santa biblia. Según el
Diccionario de la Real Academia Española dice al respecto: mejor. (Del
lat. melĭor, -ōris). adj. comp. De bueno. Superior a otra cosa y que la
excede en una cualidad natural o moral. De lo que se puede deducir que
cuando una persona te desea lo mejor te está expresando sinceramente de todo
corazón los mejores deseos, que triunfes en la vida, que el éxito te acompañe,
y que sigas siendo mejor persona. Entonces
¿Hasta qué punto es posible mantener la fe y la esperanza en las cosas que
creemos y nos proponemos realizar en
base a los conocimientos y experiencias vividas?
Aquí les
escribo una historia para pensar…
Se cuenta que en un pueblo lejano, el rey convoco a
todos los jóvenes a una audiencia privada para darles un importante mensaje.
Muchos jóvenes asistieron y el rey les dijo: “Os voy a dar una semilla
diferente a cada uno de vosotros, al cabo de 6 meses deberán traerme en una
maceta la planta que haya crecido. La planta más bella ganará la mano de mi
hija”. Y así se hizo, pero había un joven que plantó su semilla y esta no
germinaba, mientras los demás jóvenes del reino no paraban de hablar y mostrar
las hermosas plantas y flores que habían crecido en sus macetas. A los seis
meses todos los jóvenes desfilaban hacia el castillo con hermosísimas y
exóticas plantas. El joven estaba demasiado triste pues, como su semilla nunca
germinó, ni siquiera quería ir al palacio. La madre del joven le insistía a
éste que acudiera, pues también había sido participante del reto. Con la cabeza
baja y muy avergonzado, desfiló en
último lugar hacia el palacio con su maceta vacía en las manos. Cuando los
otros muchachos lo vieron estallaron en risas y burlas, causando un alboroto
que sólo pudo ser interrumpido por el ingreso del rey, ante el cual todos
hicieron reverencia. El rey se paseó entre todas las macetas admirando cada una
de las plantas. Finalizada la inspección hizo llamar a su hija y llamo de entre
todos al joven que llevo su maceta vacía. Atónitos, todos esperaban la
explicación de aquella acción. El rey dijo entonces: “Este es el nuevo heredero
del trono y se casara con mi hija, pues a todos ustedes se les dio una semilla
infértil, y todos trataron de engañarme plantando otras plantas; pero este
joven tuvo el valor de presentarse y mostrar su maceta vacía, siendo sincero,
real y valiente, cualidades que un futuro rey debe tener y que mi hija merece”.
Concordante con la historia no basta con ver para creer; sino hay que
creer para ver y las cosas suceden por algo mejor.